sábado, 30 de mayo de 2009

La mejor riqueza

Al mencionarte, mi pueblo,
tu nombre florece y se agiganta.
¡Arias! ¡Cómo endulza los labios la palabra!
Al escucharla el corazón se ensancha
¡Arias! Lugar bendito del planeta,
favorecido por la Divina Gracia.
No tienes selvas ni ríos ni paisajes imponentes,
posees otro tesoro: la calidad de tu gente.
¡Arias…! ¡Divina palabra!
¡Siempre te llevo presente!

Arias, Córdoba, Argentina.
(Todos los días y a toda hora).

viernes, 29 de mayo de 2009

Inventario final

Sé que pronto emprenderé el viaje...
¿Qué llevaré?... Ante todo...
La fiel promesa de un amor eterno
con la emoción sincera de lágrimas y besos;
el recuerdo de tanto ser querido
y la tierna mirada de mis nietos.

Alojaré también -si me permiten-
en un rincón del alma, algunos versos.
Hay muchos amigos que me esperan...
Los llevaré tan sólo para ellos.

Quisiera poner en mi equipaje,
el trino majestuoso del jilguero,
la claridad de mil amaneceres,
y, por si allá escasea... un vino bueno.

En cambio, dejaré...
Unos cuantos poemas inconclusos,
en el viejo cuaderno.
Mis libros, volando por el mundo
como pájaros nuevos.

La amiga confidente y armoniosa,
de musical acento;
cobijando en su vientre de madera,
bellos sueños, melodías, y recuerdos.

Quedarán -no he de poder llevarlos-
mis hijos y mis nietos,
mi dulce y abnegada esposa,
cual sombra dolorida en el silencio.
Dejaré, por último, mi espíritu vagando
-su psíquica energía orbitará en el cosmos-,
cuidando mis afectos.
Y yo, inerte materia,
por Sagrado Precepto…
seré barro en las manos
del "Supremo Alfarero".

Seudónimo: Persona Burgués
Nemesio Martín Román
Arias, CórdobaArgentina
2/09/01 18:10 Hs.
Primer Premio en el Certamen de Primavera, enero de 2002, organizado por Poder Ciudadano, órgano periodístico independiente.

Interrogantes

¿Por qué, Señor, me pregunto a diario,
hay niños que aún andan descalzos?
Por qué los trabajos son escasos,
Siendo aún más escasos los salarios?
¿Por qué en todo ansiamos ser primeros,
sin fijarnos a quién vamos pisando?
¿Por qué, ciegos, seguimos escalando
hasta la indigna cima del dinero?
¿Por qué, Señor, los progresos de la ciencia,
hemos de utilizar en la maldad?
¿Por qué cometer la iniquidad
desdeñando la voz de la conciencia?
¿Por qué, cuando nos piden, nunca damos,
teniendo en demasía lo pedido?
¿por qué, si hasta nosotros han venido,
paupérrimos, tendiéndonos la mano?
¿Por qué, Señor, cometer el desatino
de ambicionar placeres y riquezas?
¿Por qué no vivir con la simpleza,
de quien, feliz, recorre su camino?
¿Por qué no valoro lo que tengo,
mas si llego a perderlo, me doy cuenta?
¿Por qué el pensamiento me atormenta,
de saber quién soy yo, de dónde vengo?
¿Por qué, Señor, será que en esta tierra,
jamás hemos vivido como hermanos?
¿Por qué, criminales, e inhumanos,
creamos los horrores de la guerra?
¿Por qué para vivir la fantasía,
refugiarnos en la droga, que condena?
¿Por qué no vivir la vida, plena,
de amor, de flores, de niños y poesía?
¿Por qué, Señor, el rumbo equivocamos...?
¿No querías que fuésemos perfectos?
¡Ah...! Dejaste que inventásemos defectos...
Lograr la perfección... ¡¡No sería humano!!

Arias, Córdoba, Argentina.
1994

Inmigrante

                                                             (Leída por el autor ese año
                                                             en la Misa del Inmigrante).
Hermano inmigrante,
abandonaste un día

la geografía que te dio la vida.
Lejos quedaron fiordos y sabanas,
campos, ríos, estepas y montañas.
Pusiste proa hacia el futuro incierto,
fue tu nave, la utopía de un sueño;
arribando a esta, nuestra tierra,
madre amorosa que te acogió en su seno.
Fuiste sabio y experto consejero,
pródigo de bondad, ejemplos y palabras.
Cimentando con tu coraje y sangre
la grandeza esencial de nuestra raza.
Y luchamos unidos, codo a codo,
compartiendo las buenas y las malas;
-circunstancias eventuales de la vida-.
Canciones, risas, llantos y plegarias.
¡Cuánto tiempo pasó! cuesta creerlo...
Inmigrante, ¡nos entregaste todo...!
Somos hijos de tu estirpe laboriosa,
sacrificios, anhelos y esperanzas.
Y hoy queremos, en apretado abrazo,
decirte simplemente: ¡muchas gracias!

Arias, 12 de septiembre de 2003.

Inmensidad

                                                            (A la réplica de una de sus obras 
                                                         que me regalase Mercedes Morlachetti).

Paisaje de la pampa soberana,
erizado de cardo y paja brava;
sahara abismal donde se pierde
el viaje atemporal de la mirada.

Un árbol, sempiterno solitario,
testigo de malones y patriadas;
dialoga al pasar con el "pampero",
viejo amigo de memoria centenaria.

Todo ha cambiado, qué distinto
luce ahora el mismo panorama;
no parece el campo de la patria,
aquel de nuestros pampas y ranqueles,
azote violento de malones
oponiéndose al intruso que llegaba.

La madre tierra, nostalgiosa,
evoca al ñandú y los venados,
la "Zanja", los fortines, los soldados,
el arañazo de las "rastrilladas",
el libre albedrío y las "boliadas"
del mal llamado indio, despojado.

Sufre la llanura, dolorida...
Por Catriel, Pincén y Baigorrita,
el "Toro" con su blanca caballada,
las "tramposas" campañas al desierto,
pisoteando la sangre derramada.

Médanos -pasajeros de los vientos-,
"tormenta de arena" en lontananza,
gigantesca tumba de una raza
que habrá de perdurar sobre los tiempos.

Silenciosa inmensidad de los desiertos,
paisaje de la pampa soberana.


Arias, Córdoba, Argentina

11/07/1999 21:28 Hs.

In vino véritas...

                                                       "Yo soy quien pinta las uvas y las vuelve despintar;
                                                       al palo verde, lo seco; y al seco, lo hago brotar".
                                                       (Dávalos y Falú/Vidala del Nombrador)

(Trilogía)

I Nacimiento
Transida de dolor, la estoica parra,
herida, se desangra por las uvas.
Y un día cantará, alegrando el alma,
coplas añejas de hileras que maduran.
Cuando al zumo primigenio del racimo,
Noé[1], con su alquimia, lo fecunda,
late el embrión espiritual del vino
desde el materno vientre de la cuba.
En su claustro uterino, impone el roble,
monacales silencios de trapiches;
gestación mansa y lenta, en la penumbra.
El cuerpo frutado, sobrio, austero, noble;
irrumpe al vaginal desgarro del “espiche[2]
y embriagado de sol, de luz se inunda.
II Consagración
Trastabilla, cae, avanza a trompicones,
triste despojo, mísero borracho.
Recibe indiferencia, insultos, vejaciones;
de Dios y de los hombres... olvidado.
¿Quién puede aseverar que el vino es malo...
pernicioso, letal, artero, impío?
¿No es, acaso, confidente, consejero, hermano,...
del encumbrado "Rey de Hambres y Fríos"?
El vino es traicionero, si lo obligan...
Llega al crimen horrendo, si es preciso...
Reacciona cual toda criatura.
Va hasta el Divino Altar, Fuente de Vida...
Y consagrado, en el Santo Sacrificio,
es la Sangre del Hombre... que perdura.
III Bendición
Transida de dolor, la estoica parra,
herida, se desangra por las uvas...
Será por siempre bálsamo en las almas,
la Sangre del Señor... desde la Altura.
Seudónimo: Elmi Shindo
Nemesio Martín Román.
Arias, Córdoba, República Argentina
Poesía seleccionada en Perú para integrar la obra grabada “Los Ángeles también cantan”.Olandina, revista de Literatura y Arte y La Casa del Poeta Peruano (Lima, Perú). Certamen organizado por
Este seudónimo es en memoria de mi abuelo materno, Manuel Román Silva, “el tío Misindo”.




[1] Noé: Patriarca hebreo. Según la Biblia fue el primero en elaborar vino.
[2] Espiche: Tarugo de madera que oficia como grifo en barriles o toneles.

Identidad... y vida

¿Quiénes somos? Repetimos a diario.
Quienes lo saben, evaden la respuesta.
¿Seguirá por mucho tiempo este calvario?
¿Disipará algún día la luz nuestras tinieblas?
Fuimos cruelmente despojados.
Nos quitaron: dignidad, padres,
identidad… ¡y vida!
Y hoy nos vemos -míseros despojos-,
enfrentando a la muerte y la ignominia.
¿De dónde venimos… lo sabremos…?
¿O habrá de perdurar esta agonía,
de transitar una vida que es ajena,
inventada por dementes, un mal día?
Somos producto consecuente
del “holocausto legal”, que pervertidos,
impusieron, pisoteando inclementes,
los humanos derechos de la vida;
el vínculo sagrado de la sangre,
negada con mil trampas y mentiras.
Desaparecidos… padres... hijos…
Las Madres, las Abuelas y…
Una plaza. Símbolo de dolor,
de búsqueda, esperanza y sacrificio.
Miles de voces y lágrimas
claman y se vierten por nosotros.
Nos buscan… sí, nos buscan…
Lo sabemos. Pero… Nosotros…
Finalmente… ¿Quiénes somos…?
¿Habrá alguien que un día nos lo diga?




[1] A tantos desaparecidos y sus hijos, que deambulan, en la búsqueda incesante de su identidad, sus raíces, su sangre. A Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

Hoy... ¿Qué venderemos?

El género humano llegó a tal extremo
de vender el alma por cuatro dineros.
Se ha prostituido hasta el intelecto.
"Al mejor postor, vendo el pensamiento".

(No debe extrañarnos si esta frase vemos,
leyendo un diario o en un noticiero)
"Yo vendo dos hijas..." "Compro padre nuevo..."
Serán los avisos de un futuro cierto.
Siempre me pregunto: ¿idiotas seremos,
que no distinguimos, lo malo y lo bueno?
El género humano llegó a tal extremo
de vender el alma por cuatro dineros.
Yo voy con la mía, ¡rápido, al infierno!
Dicen que el diablo paga el mejor precio...
Estoy impaciente por llegar a tiempo.
Si me pagan bien… ¡el alma les vendo!
Total... como anda hoy el mundo...
¡¿Para qué la quiero?!

Arias, Córdoba, Argentina.

Héroes y villanos

Propuesto a un imparcial balance
inicié los trabajos con euforia;
con la ayuda fiel de la memoria,
pretendí salvar airoso dicho trance.
Revisé a conciencia las historias
consecuentes del accionar del hombre.
Así comprendí -¡nadie se asombre!
sus luchas, sus miserias y sus glorias.
La voraz ambición del usurero...
Hiroshima, Nerón, el Holocausto,
Caín y Abel, el "Gólgota", la Cruz...

El dolor de Favaloro, el bueno.
El dolor de Favaloro, el bueno,
la "Santa de Calcuta", sus desvelos,
su amor, su sacrificio y su virtud.
Nemesio Martín Román
Arias, Córdoba, Argentina
4/10/01 23:00 Hs.

Grito de amor

                                                                 (A quien le debo todo).

Quiero escribir con letras irreales
el más real y hermoso de los versos.
Llenarlo de caricias y de besos,
para luego entregárselo a mi madre.
Con flores nunca vistas haré un bello ramo,
adornado de sueños y canciones.
Llegaré perfumando ventanas y balcones,
hasta mi madre, a quien tanto amo.
Con gusto verteré toda mi sangre,
si versos, flores, sueños y canciones;
no alcanzan a gritar...
¡Te quiero, madre!

Arias, Córdoba, Argentina.
1997

Florecer

                                                            (A Laura Macedo, 
                                                            en sus quince años).
Divino mecanismo de la vida,
preludio de amor y flores nuevas,
renacer de pujantes primaveras
diciendo adiós a la niñez cumplida.
Etapa de sueños e ilusiones,
habitada de angustias y alegrías;
percibiendo extrañas sensaciones
que saldrán a tu encuentro cada día.
¡Quince años!, edad maravillosa.
Natural evolución del propio ser;
cuando el capullo se convierte en rosa,
cuando la niña pasa a ser mujer.
Muchachita, que flores y poesía
embriaguen con su exquisita esencia,
la fresca candidez y la inocencia
de cuando eras mi niña todavía.

Arias, Córdoba, 09-07-1999.

¿Qué es existir...?

¿Qué es existir, lejos de ti…?
¿Lo sabes…? ¡Dímelo, entonces!
¡Por favor! ¿Qué…?
¿No es, acaso, morir, estando vivo?
Peregrinar, sin rumbo establecido.
Deambulando, a la deriva;
sin fe, sin esperanzas,
ansiando extraviarse,
y una vez diluido…
Convertirse en Nada.
¡Cuán distinto es todo a tu lado!
Recibiendo en el rostro
la dulce caricia de tu aliento.
Respirar al unísono,
explorando tu interior.
Desnudando mi alma.
Amalgamar latidos,
en comunión perfecta.
Compartir dichas y pesares.
Mirando el futuro con tus ojos,
los míos siempre puestos en los tuyos
En fin, contigo…
¡Viviendo…!
Simplemente…
¡Viviendo!

En clave de amor

Voy alfombrando de poesías el camino
que lleva a los abrazos, besos y caricias.
Para que puedas transitarlo, vida mía,
feliz y enamorada, derrochando sonrisas.
Mis dedos al jugar, escribirán las notas
en el negro pentagrama de tu pelo.
Y dejaré mil silencios en tu boca,
que amordaza la mía, beso a beso.

jueves, 28 de mayo de 2009

El secreto

Arrecia la tormenta,
crepitan en combustión, los leños;
el indiecito refugiado en la cueva,
escucha la cavernosa voz del trueno.
“Niño, guarda el secreto
que viene del inicio de los tiempos;
no debes divulgar por qué sendero
se accede a tu valle y a tu pueblo.
Un día a estos lugares
llegará un extranjero;
vendrá surcando mares
desde lejanos suelos.
Te hablará de otros dioses,
otras tierras y cielos,
Pretende sojuzgarte,
imponiéndote miedo.
Disfruta mientras puedas
la pureza del aire,
ríos, pájaros, cielos...
De estos cerros y valles.
Todo te pertenece,
viene de tus ancestros.
¡Que nadie te lo quite!
¡Eres su único dueño!
Son tuyas las vicuñas,
los árboles, el viento,
las aguas del arroyo,
las flores y los cerros.
Los peces, esa flauta que llevas
colgada sobre el pecho,
y hasta el cóndor que vuela,
majestuoso, en el cielo.
Recuerda... no divulgues
el antiguo secreto.
¡Recuérdalo, Atahualpa!
”Machu Picchu” es un templo.
¡Habrás de llorar sangre
cuando el hombre extranjero,
llegue cruzando mares
desde lejanos suelos!”

Seudónimo: Elmi Shindo
Nemesio Martín Román.
Arias, Córdoba, Argentina.
09/06/01 18:26 Hs.
Poesía seleccionada en Perú para integrar la obra grabada “Los Ángeles también cantan”. Certamen organizado por Olandina, revista de Literatura y Arte y La Casa del Poeta Peruano.

El rosal caído

                                                           (A la memoria de mi abuelo materno,
                                                           Manuel Román Silva, “El Misindo").

(Sonetillo)


Pobre rosal caído,
quebrado por el viento...
Lo ayudaré al momento,
me dije conmovido.
Fui hasta el rosal herido,
curé su tierno tallo,
lo acarició mi mano
y retorné al camino.
Volví viejo y vencido
después de muchos años,
y a orillas del camino...
Aquel rosal amigo
que curasen mis manos...
¡¡Estaba florecido!!

El pino de la escuelita


Con todo cariño y como muestra de admiración y agradecimiento a las gentes que viven por y para la escuelita de Cavanagh.
Muy especialmente a sus alumnos, que la alegran con su presencia, a la Comisión Cooperadora, al cuerpo de maestras, dirigidas con amor, disciplina y respeto por quien es el motor que la impulsa con devoción, cambiando sus esfuerzos por las sonrisas de los niños.
Ante todo a usted, Señora Directora.
Muchas gracias por habernos mostrado ese nido de amor y fuente del saber que es la escuela.
Vaya pues, este humilde poema (si así se lo puede calificar) como el más sincero homenaje a su obra, Doña Yolanda; reciba en el mismo el agradecimiento de tantos alumnos que tuvieron la dicha inmensa de pasar a su lado y tal vez no llegaron nunca a decirle: muchas gracias.
Así, muchas gracias, Señora de Lorenzatti, le decimos estos modestos integrantes de la Peña El Zorzal, de Arias.

José Ángel Moriconi Nemesio Martín Román
(Nota enviada con la poesía el 20 de julio de 1976)


No existirá el idioma,
por más completo que sea,
para narrar en palabras
lo visto en aquella escuela.
¡Venerable santuario!
¡Tesoro sagrado encierra!
En ella hay alma de hogar.
Hermosa familia, ¡inmensa!
De un nido tiene el calor,
¡cuántos pichones se albergan!
dando y recibiendo amor,
bebiendo allí su sapiencia.
Han pasado por sus aulas
sin dejar ninguna huella,
tal vez, de un mismo apellido,
generaciones enteras.
Huellas físicas no habrá,
mas, de su paso por ella,
en un álbum de recuerdos
siempre estará la más bella.

Una tarde tormentosa
llegamos a conocerla.
Sólo una cosa fue verla
y sentir honda emoción,
un vuelco en el corazón,
ante obra tan hermosa.
Nos fue atrapando el recuerdo…
Es difícil de explicar…
Al ver el Jardín de Infantes,
el parque, para jugar,
el museo –en sus comienzos-.
Todo lucía tan hermoso,
bien dispuesto en su lugar.
Daban ganas de ser niño
y cartera bajo el brazo,
venir a ella, a estudiar.
Mucho nos emocionó
aquellos lindos letreros,
con citas en todos ellos,
llenas de amor y cariño.
¡Qué nostalgia…! No ser niño,
pensaba de pronto yo.
Por el largo corredor,
fuimos despaciosamente.
El cielo abrió sus compuertas,
y al llover copiosamente,
la claridad, ya muy tenue,
volvióse aún más incierta.
Mirando por la ventana
-cuya hoja está entreabierta-,
cuando un relámpago alumbra,
se divisa en la penumbra
la sombra de aquel gigante,
que, tendido, allí adelante,
parece dormir la siesta.
Creí ver que sonreía
-a lo mejor, recordando-,
concentrado en su memoria.
Él conoce bien la historia
de toda la población.
Se acuerda de aquel ciclón,
volaron techos de chapa.
Él al viento no le escapa.
Hasta es más, ¡lo desafía!
Y cuando llega bravía,
rugiente, la tempestad,
jugándole una “pulseada”;
jamás se achica ante nada.
No lo moverán, ¡jamás!
Así estuvo muchos años.
Alto, erguido y arrogante.
Si su sombra acariciante
a algún niño prefirió
fue sólo de agradecido,
habiendo reconocido
al nietito de otro niño
que hace tiempo, lo regó.
Quiso ser grande y muy fuerte.
Llegar hasta las estrellas.
para bajar la más bella,
o la luna, si prefieren,
para la gente sencilla
que hace tantas maravillas
por esa escuela que él quiere.
Fueron pasando los años,
se agrandó el cariño enorme
por su escuela tan querida.
decidió ofrendar su vida,
vegetal, ya sin valor.
¡Tendré otra vida mejor…!
¡Daré más utilidad!
Aunque viejo, soy capaz.
Trabajaré en mi escuelita.
Si madera necesita,
mi madera la tendrá.
Tal vez no sirva ya en nada,
me conformo con ser leña.
Aquí, donde se le enseña,
a tanto corazón tierno,
a tanto niño con frío,
quemando el corazón mío
les entibiaré el invierno.
El árbol siguió sonriendo.
Recordando, recordando…
Yo en cambio, quedé pensando
que me estaba transmitiendo
un imperioso mensaje.
Él doblegó su coraje
por amor a los demás.
Nada tiene, todo da.
a la escuelita de Cavanagh,
a su gente tan querida.
Su madera, convertida,
tendrá mil aplicaciones…
¡Aprenderá de lecciones…
en ésta, su nueva vida!

Nemesio Martín Román

Arias, Córdoba, 21 de julio de 1976.

El nido soñado

                                                              (A mis vecinos, los abuelos  del "Hogar
                                                                  Santa Rosa, Tercera Edad").

Doy gracias al cielo por haber vivido,
muy reconfortado me puedo sentir.
Un corazón noble, bien agradecido,
transita este mundo, contento y feliz.
Vagaba yo triste, perdido ya el rumbo,
sin tener amigos, a quien recurrir,
y un hogar cristiano, con amor profundo,
me acogió en su seno, se apiadó de mí.
Recibí el cariño, el calor de hermanos,
tendieron sus manos, buscando las mías...
Compartimos todo... penas, alegrías...
Los días, las noches, se pasan volando...
y en las madrugadas, despierto y llorando,
me digo contento tengo una familia.
Una gran familia, sin madre ni padre,
pero sus cuidados, siempre los tenemos.
hay seres piadosos, sensibles y buenos,
que rondan de noche, velan nuestro sueño,
nos brindan cariño, abrigo y sustento,
curan nuestros males, si estamos enfermos,
vigilan pacientes nuestros pasos lentos
y en el laberinto de los años idos,
suelen ayudarnos a encontrar recuerdos.
¡Qué linda es la casa! Esta que tenemos.
Otra, grande, hermosa, donde todo es nuevo,
bella y reluciente, además de nuestra...
Sólo espera el día en que la habitemos.
Gente luchadora trabajó en silencio;
dejó en ella el alma, sin medir esfuerzos,
para darle albergue a tantos abuelos.
Construyó este nido... casi... casi un sueño.
¡Hogar Santa Rosa! Para siempre nuestro...
¡Hogar Santa Rosa...! ¡¡Cuánto te queremos!!

(No recuerdo el año, debería buscar; tengo una foto hermosa que entregaron el día de la inauguración. En dicho acto leí este poema y se lo entregué a los abuelos)

El mejor regalo

                                                                 (Para Milena, hija de Mercedes
                                                                 “Mechi”, con cariño y alegría).
Te concedió la vida la gracia incomparable

de que una vida nueva navegara en tu sangre;

y en el ser diminuto que en ti se agita y late

te estará haciendo el cielo su regalo más grande.

La tierna criaturita, tan diminuta y frágil,

ha de colmar tus días de la dicha inefable

que se enquista en el alma de la mujer que es madre.
Se llenarán tus horas de gozos y pesares...

será muy placentero en sus ojos mirarte...

y encontrar tus pupilas, febriles y brillantes,

rebosantes de lágrimas, rocíos matinales.

Ten presente, Milena, algo muy importante.

Aquella vida nueva que navegó en tu sangre...

El regalo del cielo, preciado, invalorable...

Hoy es: Agustín, tu hijito, ¡el tesoro más grande!


Arias, Córdoba, 19-05-2001 11:05 Hs.

El acertijo

El acertijo nace de la nada,
desafiante, terco y misterioso.
Pretende imponerse victorioso,
ocultando el enigma de su trama.
Muy soberbio, en actitud ufana,
desafía las fórmulas teóricas;
las toma por vanas y retóricas,
las deja por retóricas y vanas.
Se cree ingenioso y lo proclama,
henchido del orgullo que lo alienta.
Y aunque hábil, la comedia representa
y eficiente su papel declama,
no consigue el aplauso que reclama
el vacío interior que lo sustenta.

Seudónimo: Elmi Shindo.
Nemesio Martín Román.
Segundo Premio Internacional (21 países) Concurso “Homenaje a Pablo Neruda”, libro homónimo, Pegaso Ediciones (Rosario, S. Fe), año 2001.
**********************************
Seudónimo: Persona Burgués.
Nemesio Martín Román.
Arias, Córdoba 14-01-200
Primer Premio Latinoamericano de Poesía (obras galardonadas).
11 de mayo de 2007.
Dirección de Cultura de Junín de los Andes, Neuquén, Argentina.

Dudas

Inútil exponer lo inexplicable,

defender la razón con sinrazones,

pretender disfrazar las emociones,

limitar un amor incontrolable.


Torrente de pasión, irrefrenable;

lava ígnea que por mis venas corre,

voluntad suprema que me absorbe

transportándome a un mundo inigualable.

Mi amada es águila feroz, y yo, su presa;

implacable predador, acecha paso a paso...

Si de intento, disimulado aguardo,

cambia de rumbo y veloz se aleja.

Trastocándose de víctima en verdugo

tortura sin compasión mis noches;

a veces, con timidez, se esconde...

y entonces, sin sosiego, la persigo.

Porfía espiritual,

Imposición constante.

Dolorosa, visceral,

terrible... ¡lacerante!
Nada puedo negarle, estoy seguro.

Mis mejores palabras son de ella.

Le pertenece el aire que me alienta;

cuanto tengo y soy yo, también es suyo.
Dolor incierto de pena y alegría,

dicha sutil de todo enamorado;

me entrego a ella, cándido y confiado...

Por siempre y por entero... ¡¡A la Poesía...!!

Seudónimo: Persona Burgués.
Nemesio Martín Román.
12/01/2000 20:52 Hs.
Mención Especial del Certamen Internacional
“Pinturas Literarias”. Novel Arte Ediciones.
Córdoba, República Argentina, Diciembre 2005/enero 2006

Dolor

Me golpea en forma persistente,
metafísico dolor dentro del pecho,
viendo la indiferencia de la gente,
incólume e inmutable ante los hechos.
¿Nadie advierte al pasar desamparados
a esos niños con cara de inocencia?
¿O sordos, tal vez, se habrán quedado,
y no escuchan la voz de la conciencia?
Me duelen el derroche y la opulencia,
sin equidad, entre pocos compartida;
también el hambre, el frío, la indigencia;
heredada por muchos en la vida.
Duele ver, del obrero, la fatiga.
Explotación del hombre por el hombre.
¿La esclavitud no estaba ya abolida?
¿O simplemente le han cambiado el nombre?
Duelen: la cruz, los clavos, las espinas,
coronando tu frente de Dios bueno.
La mano artera, que el pecho te lastima;
cruel e insensible, ante el dolor ajeno.
Duele observar el rumbo que seguimos,
tras tu pasión y cruento sacrificio.
Ver nuestra corrupción y nuestros vicios;
y comprender lo poco que aprendimos.
Si obstinados o necios, no seguimos,
la enseñanza de amor que nos dejaste;
me acongoja saber que te inmolaste
y nosotros jamás lo merecimos.

Arias

Despertar

"... la vida es sueño,
        y los sueños, sueños son".
             Pedro Calderón de la Barca
Soñaba. Siempre soñaba
inventó un mundo irreal...
Mágico árbol, -el niño-
de nácar, jade y cristal.
Entre el follaje, los nidos,
en aves florecerán.

El niño quiso ser pájaro;
con ansias se echó a volar.
Fue amo y señor del espacio,
sin fin, de la Libertad.

Luego creyó que era río
y se encaminó a la mar;
nubes, gaviotas, navíos,
saludaban al pasar.

Soñó y soñó con ser hombre
¡se le hizo realidad!
¡Pobrecito!... desde entonces...
¡Ya nunca pudo soñar!

Seudónimo: El Salmantino.
Nemesio Martín Román.

Primer Premio, género Lírico.
Primer Certamen Regional de Poesía y Cuento, Arequito 2004.
Organizado por La Escuela de Educ. Técnica Nº 388 y el Taller Literario “José Mauro de Vasconcelos”.
Arequito es una ciudad de la provincia de Santa Fe, Argentina.

Deseo ser...

Deseo ser… un cosmonauta,
y aunque nunca acierte con tu órbita,
te buscaré y buscaré por mil galaxias.


el paciente explorador del intelecto,
sembrador incansable de quimeras
escultor impenitente de los sueños.
O simplemente, el hombre…
El hombre, con sus virtudes y defectos.
Ser… en fin… ¡El Hombre Eterno…!
Aunque muera mañana, o en un rato;
Ya descubrí que existes,
eres real, de carne y hueso…
Por conocerte, ¿sabes?, estoy perdido,
perdido, sin voluntad y sin remedio.
No me sigas buscando, no hace falta.
Quiero arribar al fondo de tu alma.
Morir de amor… ¡Pero a tu lado!
Vulnerar los espacios y los tiempos,
y anidar en tu ser, eternamente enamorado.

Desandando

El hombre explora el silencio
de la inmensidad del campo.
Hay un derroche de aromas;
de alfalfa, trébol y cardos.
Perfumes embriagadores
con que la tierra está hablando.

El suelo cuenta sus cosas.
Las guarda desde hace tanto...
Recuerda su entraña virgen,
su encuentro con el arado;
y un mar de mieses doradas
desde su vientre brotando.

Sigue el hombre disfrutando
de la quietud de la tarde.
Poco a poco, lo fascina
la simpleza del paisaje.
Sonidos maravillosos,
pueblan de dulzura el aire.

Se descubre galopando,
desde el Atlántico al Ande;
remolinos de tacuaras,
fusiles, flechas y sables.
Allí se mata o se muere,
según la ley del combate.

Lucen pelajes distintos,
" baguales" de bella estampa.
Un alazán, al tranquito,
" pecha" al sol por lontananza
y un oscuro " lunarejo",
llega con la noche en ancas.

Acamparon las carretas
y los troperos descansan:
saben que el fortín "LasTunas"
es su ángel de la guarda.
Del fuego que han encendido
muy lejos se ven las llamas.

Al calor se va dorando
un costillar de potranca,
manos maltrechas se abrazan
a maderas encordadas.
Dan vida a cifras y estilos
y quejumbrosas vidalas.

Es clara la "rastrillada",
profunda herida en la tierra.
Pasan montando "a lo pampa",
ranqueles tras de la presa.
Pumas, liebres y venados;
"ñanduces", zorros, corzuelas.

El hombre de nuestra historia,
hoy , con su raza, reclama
en "nguallatun", te pido:
" Cuando se corte de mi vida el hilo
y el corazón, cansado, se detenga...
tu maternal entraña me dé abrigo,
me conduzca a mi origen y mi esencia. "

¡Pachamama!...¡Pachamama!..
¡Ay... Pachamama..!
Si hacerlo no pudieras...
recurriré al místico conjuro
e invocando la promesa eterna,
desandaré camino tras camino
hasta llegar al silencio...
hasta llegar al silencio...
a convertirme nuevamente en tierra.

Arias, Córdoba, 1999

Decir... y callar

Dicen y dicen, que diga,
lo que no quiero decir.
Esos que dicen, y dicen,
lo dicen todo... por mí.
Quien calla y calla, merece
respeto a su parquedad.
¿No es más valioso el silencio
que hablar y hablar por hablar?
Arias

Cuando...

Cuando la tinta que vierten los poetas,
supere a la sangre que derrama la metralla,
la humanidad podrá decir a ciencia cierta,
que al fin… está ganando la batalla.


Arias, Córdoba, Argentina

Como una estrella...

Como una estrella en la noche,
como el lucero en el alba,
como la lluvia en verano,
como en tormenta, la calma.
Así llegaste a mi vida,
mi dulce niña querida.
Así llegaste a mi vida,
cuando más necesitaba.
Por ti volvió la alegría,
por ti recobré la calma,
por ti retornó la dicha,
por ti, brilla la esperanza.
Eres la antorcha encendida,
¿sabes, mi niña querida?
Eres la antorcha encendida
que va alumbrando mi alma.

Arias

Carencias

¿Un niño sin juguetes...?
¿Un pájaro sin alas...?
Huérfanos de horizontes,
ignorarán distancias.
El hombre sordomudo,
sin conocer palabras,
le puede hablar al mundo
con gestos o miradas.

A quien es invidente
y entre tinieblas anda,
lo guía interiormente
la limpia luz del alma.

El ser analfabeto,
por esa circunstancia,
es: ciego, sordo, mudo...
¡Un pájaro sin alas!

Arias

Caminos...

Líneas débiles, apenas perceptibles,
o surcos profundos en la tierra,
semejan fantasmales “ríos sin agua”…
Cauces secos del trajinar humano,
que intactos, por milenios, se conservan.
Ligeras, pero indelebles huellas de los pasos,
indicios latentes de pisadas ciegas.
Existencias efímeras, arrastrando penas y alegrías,
testimonios implacables de dichas y tristezas.
Hablan, con voces insonoras…
Susurran, cuchichean y comentan…
De tiempos lejanos, o no tanto…
De pastores, transeúntes y poetas.
Dicen que conocieron a las Ninfas,
las míticas musas del Poema…
Dicen… dicen que por allí pasaron,
acompañando al soñador, eterno impenitente,
orate trovero de luna, cielo, mar y tierra.
Fantástico inventor de un mundo de quimeras.
Caminos… ¡Cuántos caminos…!
Muchos… sin destino común,
exploran horizontes paralelos.
Otros, se unen, bifurcan, entrecruzan.
Sin ton ni son, ¿adónde llevan…?
¿Habrá alguno, tal vez,
con destino al Amor, la Vida, la Esperanza
La Paz, -feliz culminación del Todo-,
sin lágrimas, rencores o tristezas?
Si lo puedes hallar, amada mía…
¡Apresúrate…! ¡Dímelo pronto!
Así lo tomo… Necesito tanto
amarrar la frágil barca de mi alma
al dulce y calmo puerto de tu pecho…
Sin tifones, tormentas ni borrascas.
Te ruego… ¡Señálame el Camino!
Tú guías mi vida como nadie.
Enciende el faro de tus bellos ojos…
Y en la apacible bahía de tu corazón
podré anclar la frágil barca de mi sangre.
En el seguro refugio de tus pequeñas manos
hallaré la paz, la tan ansiada calma.
Y al fin, lejos de sendas y caminos…
Recluido en ti, sin dejar rastros…
Feliz, mi amor… ¡Descansará mi alma!

Arias, 14 de mayo de 2006 22:27 Hs.

Caminito chayero

                                                      (A Don Joaquín Servent)

I
Mi querida Tinogasta...
Palpitas en cada piedra,
en las flores del cardón,
en el sabor de tus vinos,
en el beso de tu sol,
y en el torrente sanguíneo
que inunda mi corazón.
Tus cerros, cuestas y valles,
los verdes prados en flor,
las majadas trashumantes,
el silbido del pastor,
la rural monotonía
del canto vendimiador...
Son todo un himno a la vida,
la libertad y el amor.
¡Mi querida Tinogasta...!
Están aquí mis ancestros,
mis afectos, mis nostalgias,
por los mejores momentos.
¡La hermosa edad de la infancia!
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II
La vida fue señalando
rumbos y destinos nuevos;
y poco a poco mis pasos
me llevaron lejos, lejos...
sin importar las distancias,
tras un sueño de progreso.
Conocí muchos lugares,
muy hermosos -no lo niego-,
y a pesar de todo ello...
nunca serán comparables
a tus cerros y tus valles:
¡Querencia de mis abuelos!

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III
Camino de Tinogasta...
¡Ay, caminito chayero,
quiero volver a mi tierra!,
a embriagarme en los aromas
de jaras y flores frescas,
y recoger los racimos
de las cepas viñateras.
Quiero también, te aseguro,
pasear bajo tus olivos
cuando llegue la cosecha;
disfrutando las caricias
de soles y lunas nuevas,
mientras voy poblando el aire
-desde el valle hasta la sierra-
con las coplas tan hermosas
que aprendí en mi adolescencia.
Tonadas que me enseñaste
y en el alma las guardé,
como un tesoro divino,
como el más preciado bien.
Melodías de la tierra.
Principio y fin de mi ser.
Las que tanto te gustaban
y emocionado canté...
Sólo para tu deleite.
Sólo para tu placer.
Nuestro río Colorado,
-siempre rumoroso él-
callaba para escucharlas,
y hasta creo, alguna vez,
detuvo su andar de siglos,
enamorado también...
Acariciando anhelante
ese paisaje que amaba,
y fugazmente besaba
en su constante correr.
Volveré, camino amigo.
Regresaré a Tinogasta,
embargado por las ansias
de rescatar mi niñez...
Viejo camino chayero...
Falta poco, ¡espérame!


Arias, 21/10/2001 22:08 Hs.