lunes, 8 de junio de 2009

Mensaje al amigo


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(A Gustavo "El Cuchi" Leguizamón).
Hermano de coplas y bohemia,
¿por qué apresuraste la partida?
¿Qué intangible promesa te sedujo,
para marchar, así, sin despedida?
Ya sé, fuiste con tus amigos:
Juan Carlos, su hijo Jaime,
Armando -el mendocino-;
Castilla, Pantaleón y tantos otros
que esperaban impacientes tu visita.
En Cafayate, Cerrillos, toda Salta,
resuenan por valles, cerros y quebradas,
los ecos plañideros del silencio
cuando el viento te nombra en las bagualas.
En la Poma te está esperando Eulogia
carnavaleando por las cacharpayas;
Y la luna, amorosa y refulgente,
rayos de harina esparcirá en tu cara.
La niña que bajaba desde el cerro
cuando el sol despertaba en las mañanas;
no volvió con su pregón al pueblo:
"vendo ricos dulces... quesillos de cabra".
El pastorcillo que engarzó en el aire
cromáticos arpegios de su flauta,
sollozando la arrojó en el fuego,
vencido por la angustia que lo embarga.
Los coyas ríen, cantan, bailan,
-para alejar las penas de sus almas-
pero... el canto suena lastimero
y les quema en el pecho... como brasas.
Se interrumpió el concierto de los grillos,
respetuosas callan las guitarras;
junto al canal, sin vinos ni canciones,
con dolor, te recuerda Balderrama.
Si hasta el vino parece estar tan triste...
y deja un gusto amargo en la garganta...
¡Claro!... perdió el fundamento de su esencia[1]
cuando vos te alejaste de tu Salta.
¡Hermano!.. El viejo piano se quedó muy solo...
Añora amanecidas de zambas y vidalas,
gime y llora, silenciosas notas;
y el viento -mensajero de todos los idiomas-,
repite con su incansable aliento...
Tu nombre, "Cuchi"...
¡Tu nombre...!
Sólo tu nombre... ¡¡en las bagualas!!

Arias, Córdoba, 08-10-2000


[1] La esencia del vino, alegrar el alma. Nota del Autor.

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