martes, 2 de junio de 2009

La Nona

(En el cumpleaños de Doña Amelia
de Milicich, “Nona” luchadora).

Según nos contó La Nona,
hace de esto mucho tiempo,
ella vino de muy joven
buscando horizontes nuevos.
Su querida isla de Juar
se fue perdiendo, allá, lejos…
Prolongaba la mirada,
dilatada en un esfuerzo,
para encerrar esa imagen,
apretada, en su recuerdo…
Mas, la distancia, a los ojos,
interponía oscuro velo,
y las lágrimas salobres
empapaban el pañuelo…
el pañuelo del adiós,
para los seres queridos
que, allá, en su querida isla,
se fueron perdiendo… lejos.

Y tras un largo viaje,
por fin arribaba al puerto
de una ciudad joven, nueva,
de éste, tan hermoso suelo.
Todo era distinto acá:
el clima, la tierra, el cielo…
Había gente hospitalaria,
con los dos brazos abiertos…

En los campos de La Emma,
con amor, sudor y esfuerzo,
comenzaron a luchar
para lograr el sustento.
Trabajaron sin descanso,
hasta perder el aliento;
aunque a veces el destino
fijase otros derroteros.

Así transcurría el tiempo,
en mil trabajos e intentos.
Se fue alegrando el hogar
con los niños y sus juegos.
Fueron nueve los retoños
para compartir los besos
y prolongarse en su vida
y hacerse vida de nuevo.

El bullicio de los hijos
se acrecentó en cada nieto,
repartiéndose el cariño
de aquel corazón ya viejo.
Quince sonrisas unidas
que alegran cada momento
y la hacen sentir niña,
cual si no pasara el tiempo.
Así se siente de nuevo
y oye una voz muy adentro…
Es la voz de su Juar
que le habla al sentimiento.
¡Que seas feliz, Amelia…!
Mientras enjuga una lágrima
ya no se siente tan lejos…
Los quince nietos a coro,
repiten igual que un eco…
¡feliz cumpleaños, Nonina…!
Hoy, darte un beso queremos.


Arias, 1976


(No fue corregida, quedó la versión inicial)

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